¡Enhorabuena, H. Félix, por tus bodas de diamante con la Congregación Marista!
Gracias
por tu fidelidad a lo largo de 60 años de vida religiosa, consagrada a la educación cristiana de la juventud,
por tus infinitas horas de clases de Dibujo, donde transmitías la belleza y la armonía a cuantos se acercaban a ti y tenían la suerte de ser tus alumnos,
por tus horas dedicadas a la promoción del deporte en el colegio,
por tu trato exquisito con todas las personas,
por hacernos descubrir el misterio de la Navidad en los suntuosos belenes de Orense y en los más modestos de Coruña, ante la admiración de nuestros más pequeños,
por hacernos apreciar el trabajo manual en pro de la belleza de las plantas en el Cristo Rey.
¡Gracias, Félix! Es un lujo contar contigo.